#1 No es sólo un juguete


El nuevo gadget es un regalo, pero no es un juguete. Su puesta en marcha requiere que conozcas no sólo cómo funciona y sus muchas posibilidades sino los riesgos de un mal uso, sobre todo, para la seguridad. Es recomendable que ese proceso de aprendizaje- descubrimiento se haga conjuntamente, simultáneo, padres e hijos para conseguir de esta manera un uso seguro de la tecnología.

#2 Pon límites

El menor deberá tener claro dónde, cómo y cuándo puede utilizar su nuevo equipo y protegerlo de posibles extravíos y accesos indeseados. Si lo va a llevar consigo fuera del domicilio, dependerá de su edad, circunstancias del momento o compañía adulta, entorno. De igual forma, deberás anotar los datos identificativos del aparato y bloquear su uso con una clave que solo deberían conocer él, y sus tutores o adulto que le acompañe en su introducción a la tecnología.

#3 Establece normas

Lo mejor es acordar unas normas de uso desde el principio entre padres e hijos, siguiendo unos criterios de seguridad y racionalidad. Cuanto más mayores sean, más se razonarán y consensuarán con ellos, con mayor libertad e intimidad. Cada cosa en su momento o a una edad.

#4 Conoce los riesgos

Los adultos deberían saber y elegir las distintas opciones de la operadora, así como las aplicaciones, programas y servicios que se instalan o contratan y las condiciones de las mismas. Saber la utilidad y contenido de las mismas, para así intuir los riesgos que se asumen. Si lo desconoces, siempre pueden preguntar a otros que entiendan más de tecnología o en tiendas.
 

#5 Supervisa su uso

Cuanto menor es el nuevo usuario, mayor supervisión, acompañamiento y concienciación necesitará del uso que hace del smartphone, tablet, ordenador, consola o cámara. Para qué lo usa, con quién, qué información se intercambia. Un buen criterio para que el menor sepa si usa esa tecnología de forma adecuada o no es que si lo viera una prima o tía suya de 25-30 años, no le escandalizara o preocupara.
Los tablets infantiles tienen herramientas de control parental que facilitan su supervisión

#6 Controla el acceso

En el caso de los más pequeños, los padres pueden instalar programas que filtren el acceso a webs y contenido inapropiado o peligroso, así como que faciliten el control parental.
De igual forma, es recomendable dejarse asesorar por los profesionales de centros educativos y por los agentes de la Policía Nacional que imparten formación sobre seguridad en más de 5.000 colegios de toda España.
En caso de duda o necesidad, el menor debería tener adultos de confianza a los que consultar (entorno familiar o escolar).

#7 Acompáñales

Si es aún es muy pequeño, el nuevo usuario debe asumir que sus tutores tengan acceso global al contenido y uso del móvil, tablet u ordenador. Además, se ha de procurar que lo usen en espacios públicos o abiertos de la casa, fácilmente accesibles a los mayores, que deben supervisar o acompañar de forma continuada a los niños e ir cediendo libertad o intimidad según se va creciendo y adquiriendo responsabilidad y consciencia de los riesgos.

#8 Enséñale a ser responsable

El menor debe conocer no sólo los riesgos que puede encontrarse –y debe evitar- al utilizar su nuevo equipo, sino también asumir que debe ser responsable y respetuoso al relacionarse con el resto, así como en la convivencia con sus conocidos… (si es aún pequeño, sólo debería interrelacionarse con estos).
Cualquier ataque, humillación, chantaje o broma muy pesada -ciberacoso- a otra persona es intolerable y puede llegar a ser delito.

#9 Cuidado con las fotos...

Es muy importante acordar y razonar con el menor unas normas racionales y respetuosas hacia todos sobre hacer fotos y vídeos, compartir con otras personas sus imágenes y, por supuesto, la no distribución de aquellas que sean de otros sin su autorización o que puedan perjudicar irreversiblemente la imagen de cualquiera. No solo explicar que se puede incurrir en delito (como con el sexting), sino la importancia del respeto al resto: no hagas a los demás lo que no te gustaría sufrir.

#10 ... y los datos personales

Al menor debemos alertarle sobre los riesgos de fraude o condiciones que se asumen –de forma consciente o no- al facilitar sus datos a personas o compañías, contratar servicios y comprar online, así como enseñarle las pautas de seguridad fundamentales en el comercio electrónico, ya sea con empresas o entre particulares.
También debemos alertarle del malware (virus, troyanos) y spam que se encontrará en la navegación y de las técnicas de ingeniería social existentes para engañar al internauta.